Es
un hecho indiscutible que la Web 2.0 ha transformado la manera de acercarnos al
mundo, de expresarnos, de conocernos, y por supuesto, de aprender. No es
loco entonces, encontrar videos en los que te expliquen desde cómo abrir una
lata de atún sin abrelatas hasta cómo realizar ejercicios de funciones
trigonométricas, pasando por todas las áreas del conocimiento, y por supuesto,
en los que los participantes escriben comentarios con los cuales ofenden,
felicitan, declaran amores y odios, comparten otros contenidos, etc.
La Web 2.0 por medio de sus herramientas, permite ampliar
nuestras posibilidades para interactuar, comunicarnos, tener facilidad de
información actualizada (y desactualizada), hacer nuestras propias producciones
y generar un ambiente colaborativo, características que la convierten en un
apoyo fundamental de los procesos de enseñanza y aprendizaje de lenguas.
Así, no solo tenemos acceso a muestras auténticas de la lengua, sino que
reconocemos aspectos culturales, compartimos información de deferentes fuentes
y participamos en la construcción de conocimiento y por ende de aprendizaje e
identidades, pasando de ser consumidores de información a prosumidores. La Web 2.0 es, ante todo, un punto de encuentro entre
usuarios, lengua, conocimientos y cultura.
Teniendo
en cuenta los beneficios que proporciona, considero que uno de los aportes más
grandes que esta herramienta ha hecho al campo de la enseñanza de lenguas es el
de intentar hacer realidad al sueño de la democratización del conocimiento,
permitiendo que todos, sin importar nuestras condiciones, tengamos acceso a
todo tipo de información y ayudemos a construirla, compartiendo nuestras
percepciones, ideas, opiniones, vidas, esperanzas, dudas, etc., lo que
permite que sea el estudiante el verdadero
protagonista de su aprendizaje.
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